Oración a la Virgen María por los gobernantes y líderes del país
Oh Santísima Virgen María, Reina de la Paz y Madre de todos los pueblos, hoy acudimos a ti con humildad y esperanza para presentarte a los gobernantes y líderes de nuestro país. Tú que eres la Madre del verdadero Rey, tú que supiste guardar en tu corazón la voluntad del Padre, escucha nuestra súplica e intercede ante tu Hijo Jesús por quienes tienen en sus manos la dirección de nuestra nación.
María, Madre sabia y prudente, ruega por nuestros presidentes, ministros, senadores, alcaldes, concejales, gobernadores y por todos los que ocupan cargos de autoridad. Concédeles un corazón recto, alejado del egoísmo y la vanidad, abierto a la verdad y a la justicia. Que no se dejen corromper por el poder, ni por la codicia, ni por el deseo de prestigio, sino que se conviertan en verdaderos servidores del bien común, administradores honestos y defensores de la dignidad humana.
Madre de la Sabiduría, tú que meditabas cada palabra de Dios y la guardabas en tu corazón, infunde en nuestros gobernantes el don de la sabiduría. Que no se dejen llevar por la prisa o la presión, sino que actúen con reflexión, con equilibrio, con visión clara del futuro. Ayúdalos a tomar decisiones que construyan paz, que promuevan la justicia social, que respeten la vida, la familia, y la libertad religiosa. Que cada ley que promulguen sea reflejo del amor de Dios y garantía de los derechos de todos, especialmente de los más pobres, los marginados y los olvidados.
Virgen del Buen Consejo, acompaña a los líderes políticos en los momentos difíciles, en medio de las tensiones, las críticas y las divisiones. Sé para ellos faro que ilumina, voz que orienta, y refugio que consuela. Protégelos del error, del odio y de la desesperanza. Enséñales a dialogar, a escuchar a su pueblo, a buscar la unidad por encima de los intereses personales o partidistas. Que sepan tender la mano incluso a quienes piensan distinto, y que nunca se olviden de que cada ciudadano es su hermano.
Madre de la Justicia, intercede para que en nuestro país florezca la equidad, el respeto a la ley y el cumplimiento del bien común. Que los jueces actúen con rectitud, que los gobernantes no se dejen manipular por la corrupción, y que los pueblos sientan que sus líderes caminan a su lado con integridad. Danos gobernantes que protejan al inocente, que defiendan al indefenso, que escuchen el clamor del pobre, del campesino, del niño y del anciano.
Madre compasiva, ruega para que nuestros líderes tengan un corazón sensible ante el sufrimiento de su pueblo. Que no se endurezcan ante las lágrimas de las madres, ante el hambre de los niños o el dolor de los enfermos. Que cada obra, cada política, cada decisión, esté impregnada de compasión y caridad. Que recuerden que quien gobierna, ha de hacerlo como quien sirve, siguiendo el ejemplo de tu Hijo, el Buen Pastor.
Virgen del Pueblo, cubre con tu manto a nuestra patria. No permitas que nos alejemos de Dios ni que caigamos en el caos, la violencia o el odio. Inspira a cada líder a buscar la voluntad divina, a abrir su corazón a la luz del Evangelio y a entregarse con generosidad al servicio del prójimo. Danos gobernantes que sean instrumentos de paz, sembradores de esperanza y constructores del Reino de Dios en medio de nuestra sociedad.
Oh María, Reina de los Cielos, Madre nuestra, guía a nuestros líderes con tu ternura y poder. Llévalos de la mano hasta Jesús, para que en Él encuentren la fuerza, la claridad y el amor necesarios para gobernar con justicia, sabiduría y compasión.
Amén.
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