oración al señor de los milagros de los brazos caídos - Alberto Oraciones

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martes, 8 de abril de 2025

oración al señor de los milagros de los brazos caídos

 

 

Amado Señor de los Milagros de los Brazos Caídos,
Jesús crucificado y doliente,
imagen viva del amor más puro,
del sacrificio más grande y de la entrega más perfecta,
hoy me postro ante Ti con el corazón desgastado,
con el alma cansada,
con los brazos del espíritu caídos como los tuyos,
pero con la esperanza aún encendida.

Tú, Señor, que desde la cruz mostraste tu obediencia hasta el extremo,
que dejaste que el dolor te abrazara para abrazarnos con la redención,
que permitiste que tus brazos se vencieran por el peso de nuestros pecados,
y aún así los mantuviste abiertos en señal de misericordia eterna,
te suplico, hoy, que levantes los míos.

Mis brazos han caído, Señor, bajo el peso de la tristeza,
de la incertidumbre, del sufrimiento, del fracaso,
de las heridas que la vida ha dejado en mi interior.
Caen mis fuerzas, cae mi fe,
pero no quiero rendirme, no quiero alejarme de Ti,
no quiero dejar de confiar en tu poder.

Señor de los Brazos Caídos,
en esa imagen tuya en la cruz descubro que no estoy solo,
que Tú también fuiste abatido,
que también experimentaste el abandono, la burla, la soledad,
y que aún así, amaste sin condiciones.
Tú me entiendes como nadie.
Tú conoces cada lágrima que he derramado,
cada noche en vela, cada súplica ahogada.



Por eso vengo a Ti,
no buscando consuelos humanos,
sino el consuelo que solo puede venir de tu corazón traspasado.
Vengo a poner mi vida entera en tus manos santas,
aunque estén clavadas y cansadas,
sé que siguen siendo manos de amor y poder.

Hoy quiero depositar ante tu cruz todo aquello que me supera:
mis preocupaciones, mis luchas interiores,
mis fracasos, mis heridas de infancia,
las culpas que no logro soltar,
las decisiones que me pesan,
las relaciones rotas, los silencios dolorosos.

Señor de los Milagros,
enséñame a ver el valor del sufrimiento ofrecido con amor.
No dejes que me amargue,
no permitas que mi dolor me aleje de Ti,
sino que me una más profundamente a tu cruz salvadora.

Si tus brazos cayeron por el peso de la cruz,
fue para enseñarme que incluso en la derrota humana,
se oculta el triunfo divino.
Si tus manos sangraban, fue para sanar las mías.
Si tus pies fueron clavados, fue para caminar conmigo.
Si tu pecho fue traspasado, fue para que yo tuviera vida en abundancia.

Jesús de los Brazos Caídos,
levanta mi ánimo, fortalece mi espíritu,
hazme firme en la fe, generoso en la esperanza,
valiente en medio de la tormenta.

Te pido, Señor, por todos aquellos cuyos brazos también están caídos:
por los que no pueden más con sus problemas,
por los que luchan contra enfermedades,
por quienes han perdido a un ser querido,
por los que batallan en soledad,
por los que no encuentran trabajo,
por los que han perdido el sentido de la vida.
Llévales, Señor, tu alivio, tu luz, tu consuelo.

Gracias, Señor, por cargar con mis penas,
por abrazar mi cruz, por comprender mi debilidad.
Gracias porque incluso con los brazos caídos,
sigues bendiciéndome,
sigues sosteniéndome,
sigues abrazándome con el alma abierta.

Hoy renuevo mi fe en Ti,
hoy levanto mi mirada hacia tu rostro santo y herido,
y te digo desde lo más profundo:
¡Aquí estoy, Señor!
¡No me sueltes!
¡No me dejes solo!
Tú eres mi refugio, mi fortaleza, mi paz.
En Ti confío, Señor de los Milagros de los Brazos Caídos,
y en tus brazos, aunque heridos, me abandono y descanso.

Amén. 🙏

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