Oración por la protección, salud y conversión de mis hijos

Señor mío y Dios mío, hoy vengo a Ti con el corazón abierto, con lágrimas a veces silenciosas y otras veces desesperadas, pero siempre llenas de amor por mis hijos. Tú me los confiaste como un tesoro precioso, y por eso, con humildad y confianza, elevo esta súplica: protégelos, sáname sus cuerpos y, sobre todo, toca sus corazones para que vivan en Ti.

Protégelos, Señor, de todo mal visible e invisible. Sé escudo que los defienda cuando salgan y cuando entren, cuando duerman y cuando trabajen. Líbralos de accidentes, enfermedades, amistades dañinas y caminos de perdición. Cúbrelos con Tu Sangre Preciosa y envía a Tus ángeles a rodearlos cada día, para que nada ni nadie los aparte de Tu voluntad.

Te ruego también por su salud, Señor. Si alguno de ellos está enfermo en el cuerpo, toca con Tu mano sanadora cada célula, cada órgano, cada dolencia que los afecte. Si hay ansiedad, tristeza o cansancio en su interior, sopla sobre ellos Tu Espíritu de paz, y devuélveles la fuerza para seguir adelante. Tú eres el Médico Divino y para Ti no hay nada imposible.

Y lo más importante, mi Dios: te suplico por la conversión de sus corazones. Que te conozcan, que te amen, que no se pierdan en el ruido del mundo ni en caminos de oscuridad. Si alguno de ellos está lejos de Ti, tráelo de vuelta con amor y paciencia. Si aún no han tenido un encuentro personal contigo, concédeles esa gracia que transforma todo.

Madre Santísima, tú que sufriste como madre por tu Hijo, intercede por mis hijos ante el Padre. Llévalos siempre de la mano, enséñales a decir “sí” a Dios y protégelos bajo tu manto. Que nunca se suelten de tu amor maternal, y que tú los formes en la fe, la pureza y la obediencia al Señor.

Señor, te los entrego hoy, confiando que Tú los amas más que yo. No tengo miedo si están contigo, porque en tus brazos están seguros. Gracias por escuchar esta oración de madre. Confío, espero y creo en Tu poder.

Amén.