Amado Señor, hoy me arrodillo delante de Ti con el corazón lleno de amor y gratitud por el regalo más hermoso que me has dado: mis hijos. Son la alegría de mi vida, el fruto de mi vientre y el reflejo de Tu bondad infinita. Confiada en Tu poder y misericordia, vengo a pedirte que los cuides, los guardes y los bendigas en cada instante de sus vidas.
Tú, que conoces cada latido de su corazón, sus sueños, temores y debilidades, cúbrelos con Tu luz y protégelos de todo mal. No permitas que el enemigo los toque ni que el mundo los arrastre lejos de Tu amor. Te entrego sus pensamientos, sus palabras y sus acciones, para que siempre estén guiados por Tu Espíritu Santo.
Señor, dame sabiduría como madre para educarlos con paciencia y amor, mostrándoles el camino correcto que los conduce a Ti. Ayúdame a ser para ellos ejemplo de fe viva, para que crezcan con un corazón fuerte, noble y lleno de esperanza.
Te pido que bendigas sus estudios, sus trabajos, sus amistades y cada paso que den. Que Tu protección los rodee cuando estén en la calle, cuando viajen o cuando tengan que tomar decisiones importantes. Que Tu Palabra sea lámpara que ilumine su camino y que Tu presencia los sostenga en las pruebas y dificultades.
Madre Santísima, Virgen María, te confío el cuidado de mis hijos, así como Tú cuidaste de Jesús. Tómalos de la mano, líbralos de los peligros, cúbrelos con tu manto maternal y llévalos siempre al Corazón de Tu Hijo.
Señor, si en algún momento se alejan de Ti, no dejes de perseguirlos con Tu amor, para que vuelvan a casa como el hijo pródigo. Nunca los sueltes, Señor, ni siquiera cuando el mundo les ofrezca caminos equivocados.
Hoy los pongo en Tus manos, porque sé que nadie los ama más que Tú. Te alabo, te bendigo y te agradezco por su vida, confiando en que estarán bajo Tu amparo, hoy y siempre.
Amén.
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