Oración de Protección a la Sangre de Cristo para el Inicio del Día
¡Oh, Santísima y Preciosísima Sangre de Jesucristo, don inestimable de tu amor crucificado! Con el corazón agradecido y la fe inquebrantable, me postro ante Ti en este nuevo amanecer, implorando tu poderosa protección sobre mí, mi familia y todo lo que me rodea.
Desde el primer rayo de sol que ilumina este día, clamo a Ti, Sangre redentora, que lavaste nuestros pecados y nos libraste del poder de las tinieblas. Que tu virtud inmensa me cubra y me rodee como un manto invencible, repeliendo toda asechanza del maligno, todo mal, toda enfermedad, todo peligro y toda adversidad.
Por la Sangre que brotó de tu Sagrada Circuncisión, purifica mis pensamientos, mis deseos y mis intenciones a lo largo de este día. Que mi mente esté libre de toda preocupación excesiva, de toda duda perturbadora y de todo pensamiento impuro que quiera alejarme de Ti.
¡Oh, Sangre de Jesús, derramada en tu flagelación y coronación de espinas! Te suplico que seas mi escudo contra las humillaciones, las críticas injustas y las palabras hirientes que pueda encontrar en mi camino. Que tu sangre preciosa me revista de humildad y paciencia, y me dé la fortaleza para soportar con dignidad cualquier prueba.
Por la Sangre que manó de tus manos y pies traspasados en la Cruz, bendice mis obras y mis pasos. Que cada acción que realice hoy esté impregnada de tu amor y sea para tu mayor gloria. Protege mis caminos, mis desplazamientos y mis decisiones, guiándome siempre por senderos de rectitud y seguridad. Que ninguna trampa, ningún accidente o ningún infortunio pueda tocarme bajo tu amparo.
¡Oh, Preciosísima Sangre que brotaste de tu Costado abierto, junto con agua, como fuente de vida y de gracia! Inunda mi alma con tu paz divina, con tu misericordia infinita y con la plenitud de tu Espíritu Santo. Que tu Sangre sea mi fortaleza en la debilidad, mi consuelo en la tristeza y mi esperanza en la desesperación. Te ruego que selle mi cuerpo, mi mente y mi espíritu contra toda influencia negativa, toda energía dañina, toda envidia y toda maldad.
En este nuevo día que me concedes, consagro a Ti, Santísima Sangre de Cristo, mi cuerpo y mi alma, mi voluntad y mi inteligencia, mis emociones y mis afectos. Consagro a Ti a mis seres queridos, a mi hogar, a mi trabajo, a mis bienes materiales y a todos mis proyectos. Cúbrenos con tu velo protector y no permitas que el enemigo tenga poder sobre nosotros.
Que por el poder de tu Sangre, toda atadura espiritual sea rota, toda maldición sea disuelta y toda cadena que impida mi libertad en Ti sea quebrantada. Que tu Sangre me purifique de todo pecado y me santifique para vivir en tu presencia.
Invoco tu Sangre Preciosa sobre cada persona que encuentre hoy, sobre cada lugar que pise y sobre cada decisión que tome. Que tu Sangre me preserve de todo error, de todo peligro y de todo lo que me aleje de tu voluntad.
Confío plenamente en la eficacia de tu Sangre, oh Salvador mío. Que sea mi defensa constante, mi refugio seguro y mi victoria en cada batalla. Que al final de este día, pueda darte gracias por haberme guardado y protegido bajo el poder inmenso de tu Preciosísima Sangre.
Amén.
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