Oración a la Virgen María por un alma herida por las adicciones
Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, auxilio de los cristianos, refugio de los pecadores, esperanza de los desesperados y consuelo de los afligidos: me postro hoy ante ti con un corazón lleno de fe, humildad y profunda confianza, para suplicarte que intercedas ante tu Hijo Jesús por [nombre de la persona], quien hoy atraviesa las tinieblas del sufrimiento a causa de las adicciones y el alcoholismo.
Tú, que estuviste al pie de la cruz, compartiendo el dolor redentor de tu Hijo amado, conoce bien el peso del sufrimiento humano y la angustia del alma que se siente perdida. Por eso, Madre compasiva, acoge este ruego que brota desde lo más hondo del corazón: mira con ternura a este hijo tuyo, prisionero de cadenas invisibles, que lucha entre el deseo de liberarse y la fuerza del vicio que lo arrastra. Tú que eres medianera de todas las gracias, ruega a Dios para que reciba la gracia del arrepentimiento, la fuerza del cambio y la sanación de su alma, mente y cuerpo.
Virgen Santísima, Reina de la Paz, rompe con tu poder maternal todo lazo de esclavitud espiritual que lo mantiene atado. Pide a tu Hijo que derrame sobre él la Sangre preciosa de la redención, que lava, sana y renueva. Que el Espíritu Santo, por tu intercesión, lo ilumine, lo fortalezca y lo guíe por el camino de la libertad, la sobriedad y la verdadera conversión del corazón. Que pueda reconocer el daño que ha causado a sí mismo y a quienes lo rodean, pero también que descubra que la misericordia de Dios es más grande que su culpa, y que nunca es tarde para volver al amor del Padre.
Tú, María, que conoces las noches oscuras del alma, consuela sus lágrimas, sana sus heridas, y alienta su esperanza. No permitas que el enemigo de las almas lo venza con la desesperación, la culpa o la vergüenza. Cúbrelo con tu manto, protégelo de las recaídas y de las tentaciones. Acompáñalo en cada paso de este proceso de sanación, y muéstrale que no está solo, que tú, como buena Madre, caminas con él hasta que recupere la dignidad que Dios le ha dado como hijo suyo.
Intercede también por quienes lo aman y sufren a su lado. Dales paciencia, fe, sabiduría y fortaleza para sostenerlo sin juzgar, para corregir con amor, y para no perder la esperanza. Que en esta lucha no se sientan vencidos, sino sostenidos por tu mano maternal y por el poder del amor divino que todo lo puede transformar.
Madre del Amor Hermoso, acompaña a [nombre] en cada instante de debilidad, en cada momento de crisis, en cada decisión difícil. Inspíralo a buscar ayuda, a confiar en la gracia de Dios, a reconocer su necesidad de redención. Que encuentre en la oración, en los sacramentos y en tu amor maternal, los medios necesarios para caminar hacia una vida nueva. Y cuando se sienta tentado a recaer, recuérdale que tú estás allí, velando por él, intercediendo incansablemente, como Madre que nunca abandona a sus hijos.
Te lo entrego, Virgen fiel, con toda mi esperanza puesta en tu corazón inmaculado. Acógelo como acogiste a Jesús en tu seno, y guíalo como lo guiaste en Nazaret. Que por tu poderosa intercesión, [nombre] renazca a una vida libre, digna, luminosa y plena. Amén.
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