Oración a la Virgen María por nuestra santidad personal - Alberto Oraciones

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jueves, 29 de mayo de 2025

Oración a la Virgen María por nuestra santidad personal

 



Oración a la Virgen María por nuestra santidad personal

Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, hoy me postro ante ti con un corazón sediento de santidad, anhelando seguir con fidelidad a tu Hijo Jesucristo en todo momento y circunstancia de mi vida. Tú, que fuiste llena de gracia desde el primer instante de tu existencia, ayúdame a caminar por la senda de la virtud, de la pureza, de la obediencia y del amor incondicional a Dios. Quiero, María, que tu ejemplo sea mi guía diaria en esta búsqueda constante de ser santo como el Señor es santo.

Oh Madre, Tú que dijiste “sí” sin reservas al plan de Dios, enséñame también a abrir mi corazón con total docilidad a la voluntad del Padre. Que mis pensamientos, palabras y obras estén siempre inspirados por el deseo sincero de agradar a tu Hijo y glorificar su nombre. No permitas que me aparte del camino angosto que lleva a la vida eterna, aunque muchas veces sea difícil, exigente y lleno de renuncias. A tu lado, Virgen fiel, quiero avanzar con esperanza y confianza.

Madre de la Iglesia, intercede por mí para que cada día crezca en fe, en esperanza y en caridad. Ayúdame a huir del pecado y de toda ocasión que me aleje del amor de Dios. Que tenga la fuerza de levantarme cada vez que caiga, sabiendo que tu ternura me acompaña y que tu intercesión jamás me abandona. Líbrame del orgullo espiritual, de la autosuficiencia y de toda tibieza que me impida crecer en la gracia.



Tú, que viviste en silencio, humildad y servicio, enséñame a vivir cada momento de mi existencia con sencillez de corazón y entrega generosa. Que pueda cumplir con amor mis deberes diarios, ofrecer mis sacrificios en unión con el sacrificio de Cristo, y llevar alegría, consuelo y luz a quienes me rodean. Que en la vida ordinaria, como en la tuya, se haga presente el amor extraordinario de Dios.

María, modelo de santidad y dulzura, alcánzame del Espíritu Santo sus dones y frutos. Que crezca en mí el deseo de la oración, el hambre por la Palabra, el gozo por los sacramentos y el fervor en la Eucaristía. Ayúdame a vivir con el corazón siempre unido al tuyo, para que, como tú, pueda decir cada día: “Hágase en mí según tu Palabra”.

Virgen Santísima, que estuviste junto a tu Hijo en la cruz y nunca te alejaste de su sufrimiento, enséñame a no huir de la cruz que Dios permite en mi vida. Que en cada prueba, en cada dolor, en cada lucha, pueda encontrar un camino hacia la purificación, hacia el amor más profundo, hacia una entrega más sincera. Hazme comprender que la santidad no es ausencia de lucha, sino fidelidad en medio de ella.

Madre buena, Reina de todos los santos, ruega por mí para que, con tu auxilio constante, llegue un día a la meta del cielo. Quiero, con tu ayuda, perseverar en el bien, ser luz en medio del mundo, y vivir como verdadero discípulo de Cristo, siendo sal de la tierra y fermento de Evangelio.

Gracias, María, por no abandonarme, por cuidar de mí y por ser mi intercesora ante el trono de la gracia. En ti confío plenamente, y a ti me consagro hoy, con todo mi ser, con mis deseos, mis debilidades y mis luchas, para que me transformes con tu ternura maternal y me acerques cada día más al Corazón de Jesús.

Madre de los discípulos, haz de mí un verdadero amigo de tu Hijo, un servidor fiel, un cristiano auténtico. Acompáñame siempre en este camino hacia la santidad, y no permitas que jamás me separe de tu amor.

Amén.

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