Oración a la Virgen María por los migrantes y refugiados
Oh Virgen María, Madre de la ternura infinita y refugio de los que sufren, hoy nos postramos ante tu imagen con un corazón lleno de compasión y esperanza. Te presentamos a todos nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados, aquellos que han dejado sus hogares, sus tierras y sus raíces, buscando un lugar seguro donde vivir, un refugio donde puedan encontrar paz, dignidad y esperanza. Tú, que conociste el exilio y la incertidumbre en tierras extrañas, intercede por ellos ante tu Hijo Jesús, para que no se sientan jamás solos ni abandonados.
Madre del Cielo y de la tierra, tú que fuiste llevada por José a Egipto para proteger al Niño Dios de la amenaza, comprende el dolor de quienes se ven forzados a abandonar su patria, sus familias, sus sueños. Tú que supiste encontrar en la adversidad la fuerza para seguir adelante, acompaña a quienes hoy caminan por senderos inciertos, a quienes cruzan fronteras con miedo y esperanza, a quienes sufren la injusticia del rechazo, la dureza de la soledad y el frío de la indiferencia. Ven a ellos con tu abrazo maternal, consuélalos en sus lágrimas y en sus noches de incertidumbre.
Virgen de la Acogida, ruega para que los países que reciben migrantes y refugiados abran sus puertas y sus corazones. Que sean verdaderos hogares para quienes llegan, que ofrezcan un trato digno, respeto y justicia. Que los gobiernos y las comunidades vean en cada migrante a un hermano, no a una amenaza; a un hijo de Dios, no a un extraño. Que se derriben muros de odio, desconfianza y miedo, y se construyan puentes de solidaridad, fraternidad y amor. Que nadie sea excluido por su origen, cultura o condición, sino que todos puedan vivir con paz y esperanza.
Madre de la Esperanza, ilumina a quienes tienen el poder de legislar y decidir para que creen políticas justas, que protejan los derechos de los migrantes y refugiados. Que sean leyes que promuevan la integración, la educación, el trabajo digno, la protección de la familia y la libertad religiosa. Que se brinde atención sanitaria, apoyo psicológico y acompañamiento espiritual a quienes han sido heridos por la violencia, la pobreza o la guerra. Que los migrantes encuentren en las manos de tus hijos e hijas un auxilio solidario y un corazón abierto.
Oh María, Reina de la Paz, te pedimos también por los migrantes y refugiados que sufren discriminación, explotación o abuso. Líbralos de toda violencia, injusticia o maltrato. Que puedan levantar la voz con valentía y que la justicia de Dios se manifieste en sus vidas. Fortalece su fe y su confianza en el Señor, para que, a pesar de las dificultades, puedan seguir caminando con esperanza hacia un futuro mejor.
Virgen del Camino, acompaña a quienes aún están en marcha, cruzando desiertos, mares y fronteras. Sé su guía y protección. Acompáñalos en cada paso, en cada noche oscura, en cada tormenta. Que sientan tu presencia cercana, como luz que no se apaga, como abrazo que reconforta. Que no pierdan la fe ni la alegría, que siempre tengan la certeza de que Dios camina con ellos y nunca los abandona.
Madre de la Misericordia, enséñanos a ser comunidad acogedora, a abrir nuestros corazones y manos para recibir al que viene cansado y necesitado. Que sepamos compartir lo que tenemos, que no miremos con desdén ni desprecio, sino con amor y respeto. Que nuestra parroquia, nuestras escuelas, nuestras ciudades se conviertan en verdaderos hogares donde todos puedan sentirse valorados y queridos.
Oh Madre de todos los pueblos, tú que fuiste elegida para dar a luz al Príncipe de la Paz, implora por la paz en los países de donde parten tantos migrantes. Que cesen las guerras, la violencia, la persecución y la pobreza que obligan a tantos a abandonar sus hogares. Que el don de la paz sea realidad para todos los pueblos, para que nadie se vea obligado a partir, y que aquellos que ya han partido encuentren en sus destinos nueva vida y nueva esperanza.
Te pedimos, oh María, que esta oración llegue a los corazones de quienes pueden cambiar la realidad, y también a los de quienes sufren en el camino, para que todos puedan experimentar tu amor maternal. Que en medio de la incertidumbre, del miedo y la soledad, cada migrante y refugiado pueda encontrar en ti a una Madre que cuida, protege y acompaña.
Confiamos en tu maternal intercesión para que, por tu gracia, los migrantes y refugiados sean protegidos, acogidos y bendecidos con nuevas oportunidades para reconstruir sus vidas, en justicia, en paz y en libertad. Que nunca les falte un lugar donde descansar, un rostro amigo que los reciba, un hogar donde sentir el calor del amor de Dios.
Virgen María, en ti ponemos nuestra esperanza. Tú que conoces el dolor del exilio y la fuerza de la fe, no dejes de interceder por quienes hoy caminan lejos de sus tierras. Haz que tu ternura maternal sea para ellos un refugio seguro, una guía luminosa y una fuente inagotable de consuelo y fortaleza.
Amén.
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