Oración a Jesús para Pedir un Milagro Urgente
Señor Jesús, Dios de poder, de amor y de misericordia infinita, en este momento me postro ante Ti con un corazón angustiado, necesitado y lleno de esperanza. Vengo a suplicarte, amado Salvador, que inclines tu oído a mi clamor, que veas mi aflicción y atiendas mi súplica, porque sólo Tú puedes obrar aquello que es imposible para los hombres. Sólo en Ti está el milagro que hoy imploro con toda la fuerza de mi fe.
Tú, que caminaste por esta tierra haciendo el bien, sanando enfermos, levantando paralíticos, dando vista a los ciegos, y liberando a los oprimidos por el mal, muéstrate ahora, Señor, como ese Dios vivo que no abandona a sus hijos, como ese Jesús compasivo que aún hoy actúa con poder en favor de los que te aman y confían en Ti. No te pido por mérito alguno, porque reconozco mis pecados y mi pequeñez, pero vengo a Ti como aquel leproso que se arrodilló diciendo: “Señor, si quieres, puedes sanarme”, sabiendo que tu voluntad es siempre buena, santa y perfecta.
Jesús mío, necesito de Ti con urgencia. Esta situación que atravieso ha superado mis fuerzas humanas. He intentado soluciones, he tocado puertas, he buscado ayuda, y aun así, mi corazón sigue angustiado y el problema persiste. Por eso acudo a Ti, no como último recurso, sino como mi única y verdadera esperanza. En tu nombre, que tiene poder sobre todo lo creado, clamo por un milagro. Te lo suplico, Señor, con lágrimas en los ojos, con el alma rendida, con la certeza de que Tú puedes hacer nuevas todas las cosas.
Te pido, amado Jesús, que obres con prontitud. No tardes, Señor. Mira la urgencia de esta necesidad que te presento (haz aquí tu petición en silencio o en voz alta). No te lo pido con egoísmo ni por orgullo, sino porque esta necesidad me abruma, me quita la paz, y sólo Tú puedes traer luz en medio de tanta oscuridad. Si es para tu gloria y mi salvación, si no me apartará de tu amor ni de tu voluntad, te ruego con todo mi ser: obra este milagro, Señor. Haz lo imposible posible, lo perdido recuperable, lo roto reparable, lo muerto revivido por tu poder.
Jesús de Nazaret, Tú que dijiste: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”, aquí estoy, tocando a tu puerta con insistencia, buscando tu rostro con anhelo, pidiendo con fe el milagro que tanto necesito. Aunque me falten las palabras, Tú conoces lo que hay en mi corazón. Aunque mis fuerzas se agoten, Tu gracia es suficiente. Aunque el mundo diga que no hay salida, para Ti, Señor, nada es imposible.
Enséñame, mientras espero tu respuesta, a mantener la fe viva, a no desesperar, a creer como Abraham, que confió contra toda esperanza. Dame la gracia de no rendirme en la oración, de no apagar mi confianza, de seguir mirando al cielo aun cuando la tormenta arrecie. Y si en tu infinita sabiduría decides no concederme este milagro tal como lo pido, ayúdame a comprender tus planes, a aceptar tu voluntad, y a confiar que todo lo que permites es para mi bien eterno.
Te entrego mis lágrimas, mis temores, mis silencios, mi espera. Todo te lo ofrezco, Jesús. No quiero aferrarme a nada más que a Ti. Tú eres mi refugio, mi roca, mi escudo, mi Redentor. Tú eres el dueño del tiempo, el Señor de la vida, el Dios que transforma lo imposible. Aumenta mi fe, Jesús. Derrama sobre mí tu Espíritu Santo, y renueva mi corazón mientras espero tu obrar glorioso.
Jesús, confío en Ti. Jesús, me abandono en Ti. Jesús, actúa en mi vida con poder. Que este milagro que te pido sea testimonio de tu gloria, de tu amor vivo, de tu fidelidad sin medida. Y cuando vea tu mano obrando, no dejaré de darte gracias, de proclamar tu Nombre, de llevar a otros la fe que Tú mismo has encendido en mí.
Gracias, Jesús, porque me escuchas. Gracias, Jesús, porque ya estás actuando. Gracias, Jesús, porque aún en medio del dolor, estás conmigo. Te amo, te bendigo y me rindo a tus pies.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario