Oración de la Mañana a Jesús para Comenzar el Día
Amado Jesús, al despertar en este nuevo amanecer, mi alma se eleva hacia Ti con gratitud y esperanza. Antes de emprender cualquier tarea, antes de pronunciar cualquier palabra, vengo a Ti, mi Señor, para consagrarte este día que apenas comienza. Tú eres el sol que ilumina mi vida, la roca firme en la que descanso, la fuente de toda gracia y bendición. Por eso, en esta mañana te alabo, te bendigo y me entrego plenamente a Ti.
Gracias, Jesús, por haberme regalado una noche de descanso. Gracias por cuidar de mí mientras dormía, por renovar mis fuerzas, por permitirme abrir los ojos a un nuevo día lleno de oportunidades, desafíos y regalos que sólo Tú sabes preparar con tanta sabiduría. Hoy quiero vivir con el corazón dispuesto, con los oídos atentos a tu voz y con los ojos abiertos para reconocerte en cada persona, en cada situación, en cada momento.
Señor, te consagro cada hora de este día, cada paso que dé, cada palabra que pronuncie, cada pensamiento que pase por mi mente. Que todo lo que haga hoy sea para tu gloria y para el bien de los demás. Ayúdame a ser luz en medio de la oscuridad, consuelo en medio del dolor, alegría en medio de la tristeza, y amor donde haya egoísmo y rencor. Que mi vida hoy sea reflejo de tu presencia en mí.
Jesús, necesito de Ti. Necesito tu sabiduría para tomar decisiones, tu paciencia para afrontar las dificultades, tu humildad para servir sin buscar reconocimiento, tu fortaleza para resistir la tentación, y tu misericordia para perdonar y pedir perdón. Sin Ti nada soy, sin Ti nada puedo, sin Ti mi alma se extravía. Por eso clamo a Ti, Jesús, que habites en mi corazón y seas mi guía en este día.
Te presento, Señor, mis preocupaciones, mis proyectos, mis anhelos, mis miedos. Tú los conoces mejor que yo. Ayúdame a confiar más en tu voluntad que en mis propios planes. Enséñame a soltar lo que no puedo controlar, a esperar con paciencia lo que aún no llega, y a dar lo mejor de mí sin esperar recompensas humanas. Que este día sea un acto de fe continua en tu amor que no falla.
Te pido también por las personas que encontraré hoy. Que yo sepa ver en cada uno un hermano, un hijo tuyo, una presencia que me habla de Ti. Líbrame de juzgar, de herir, de ignorar. Que mi trato sea amable, mis palabras edificantes, y mi actitud sea reflejo de tu ternura y tu paz. Y si tropiezo, Señor, si caigo en la debilidad, recógeme con tu misericordia y dame la gracia de comenzar de nuevo.
Jesús, te suplico que bendigas mi hogar, mi familia, mi trabajo, mis estudios y mis proyectos. Derrama tu luz sobre todo lo que hoy emprenda. Que la cruz no me asuste, que la rutina no me canse, que la fatiga no me aleje de Ti. Hazme recordar que todo lo vivido contigo, incluso lo más pequeño, tiene valor eterno.
Y en este día que comienza, Señor, hazme instrumento de tu paz. Que donde haya odio, yo lleve amor; donde haya tristeza, alegría; donde haya desesperanza, esperanza. Que yo viva con los ojos puestos en el cielo y los pies firmes en el suelo, cumpliendo mi misión con alegría, obediencia y fidelidad.
Jesús mío, a Ti me entrego desde esta mañana. Sé mi guía, mi fuerza, mi refugio. Camina conmigo en cada paso y no permitas que me separe de Ti. Que tu Sagrado Corazón sea mi escudo, y tu nombre mi aliento. Que así como empieza este día contigo, también termine bajo tu bendición.
Amén.
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