Oración a Jesús para Fortalecer la Fe
Señor Jesús, mi Salvador, mi Maestro, mi Dios, hoy vengo ante Ti con un corazón sediento de verdad, de luz y de vida. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. En medio de las pruebas, las dudas, las tormentas de este mundo y las luchas de mi alma, te suplico que fortalezcas mi fe, que la alimentes con tu Palabra, que la enraíces en tu amor y la sostengas con tu gracia.
A veces, Señor, siento que mi fe se debilita. El ruido del mundo, los fracasos, las heridas y las incertidumbres me hacen dudar, me hacen tambalear. Pero en lo más profundo de mi ser, sé que Tú eres real, que Tú no cambias, que Tú permaneces fiel. Por eso, aunque mi fe sea pequeña como un grano de mostaza, hoy te la entrego, confiando en que Tú puedes hacerla crecer, madurar y dar fruto.
Enséñame a creer, Jesús, no solo con los labios, sino con el corazón. Que mi fe no dependa de lo que siento ni de lo que veo, sino de tu Palabra, que es eterna y verdadera. Que aunque no entienda tus caminos, aunque no vea el resultado de mis oraciones, yo confíe en que estás obrando, en que caminas conmigo, en que me llevas en tus brazos cuando ya no puedo más.
Aumenta mi fe, Señor, como pedían tus apóstoles. Dame una fe viva, que no se quede en rezos vacíos, sino que se traduzca en obras, en caridad, en perdón, en servicio. Que mi fe me impulse a amar más, a confiar más, a rendirme más completamente a tu voluntad. Que mi fe sea fuego que encienda a otros, luz que ilumine los corazones apagados, fuerza que levante a los caídos.
Jesús, ayúdame a sostener la fe en los momentos de oscuridad, cuando no siento tu presencia, cuando las oraciones parecen no tener respuesta, cuando el dolor nubla mi visión. Recuérdame, como le dijiste a Pedro, que has orado por mí para que mi fe no desfallezca. Y si caigo, Señor, que no me quede en el suelo, sino que me levante de tu mano, más firme y más humilde.
Fortalece mi fe a través de la oración, de la Eucaristía, de tu Palabra viva. Que cada encuentro contigo sea un paso más en este camino hacia la santidad. Que te busque cada día con sed verdadera, con hambre de tu presencia, con deseo sincero de estar unido a Ti. Que no me conforme con una fe superficial, sino que quiera siempre ir más profundo, conocerte más, amarte más, seguirte más fielmente.
También te pido, Señor, que mi fe no se encierre en mí mismo, sino que sea testimonio para otros. Que pueda hablar de Ti con sencillez y verdad. Que mis acciones reflejen en quién creo. Que mi vida entera sea un acto de fe, de entrega, de adoración.
Jesús, mi alma confía en Ti. Aunque el mundo dude, aunque las tormentas arrecien, aunque todo parezca ir en contra, yo me aferro a tu cruz, porque allí está la victoria. Tú has vencido al pecado y a la muerte. Y si Tú estás conmigo, ¿quién contra mí?
Gracias, Señor, porque no dejas de buscarme, de llamarme, de amarme. Gracias por sostenerme cuando soy débil, por perdonarme cuando caigo, por esperarme cuando me alejo. Gracias porque tu amor nunca falla y tu fidelidad es eterna.
Hoy te digo con todo mi corazón: Jesús, yo creo en Ti, pero aumenta mi fe. Jesús, en Ti confío. Jesús, no me sueltes. Jesús, hazme tuyo para siempre.
Amén.
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