Amado Jesús, Redentor y Señor de mi vida, me acerco a Ti con el corazón humillado, con la esperanza puesta en Tu infinita bondad, y con la certeza de que Tú nunca abandonas a quienes te buscan con fe. Hoy vengo a poner ante Tu presencia una necesidad que pesa en mi alma: la necesidad de un trabajo digno, justo y conforme a Tu santa voluntad.
Tú, que durante Tu vida terrena conociste el valor del esfuerzo humano y la dignidad del trabajo, pues fuiste reconocido como el Hijo del Carpintero y trabajaste con Tus propias manos, comprendes profundamente la importancia de esta petición que ahora te presento. No lo hago por vanidad, ni por afán de riqueza, sino por el anhelo de poder proveer con dignidad lo necesario para mi sustento y el de los míos, y de vivir con honestidad sirviéndote a Ti a través del trabajo que me sea encomendado.
Jesús misericordioso, Tú dijiste: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá." Hoy te tomo la palabra con humildad y esperanza. Te pido que abras caminos, que me ilumines para saber dónde tocar, a quién acudir, cómo presentarme, y que pongas en mi sendero a personas justas que puedan ofrecerme una oportunidad laboral que honre mi dignidad como hijo tuyo.
Si este tiempo de espera ha de continuar, dame paciencia, serenidad y fortaleza. Que no me deje llevar por la ansiedad ni por la desesperación, sino que en medio de esta búsqueda, encuentre consuelo en Tu Palabra, sostén en Tu Eucaristía, y esperanza en Tu Cruz gloriosa.
Señor Jesús, conoces mis talentos, mis habilidades y también mis debilidades. Conoces mi historia, mis luchas y mi deseo sincero de servir. Si me das un trabajo, que no lo vea como un simple medio de ingreso, sino como un lugar donde pueda realizarme como persona, como instrumento de Tu paz, y como servidor del bien común. Que lo que haga con mis manos y con mi inteligencia sea siempre para mayor gloria tuya.
Te pido también que sanes cualquier herida que el desempleo haya dejado en mi corazón: la vergüenza, el sentimiento de inutilidad, el dolor de no poder sostener a mi familia. Restáurame, Jesús. Dignifícame con Tu amor. Enséñame a confiar plenamente en que Tú ya estás obrando en silencio por mí, que preparas algo bueno, justo y perfecto a su debido tiempo.
No permitas, Señor, que por la presión o la angustia acepte trabajos indignos o que me alejen de Ti. No quiero perder mi alma por un salario que venga manchado de injusticia, corrupción o pecado. Prefiero mil veces la escasez con paz en el alma, que la abundancia sin Tu presencia.
Enséñame también a ser agradecido con cada pequeño paso que dé, con cada puerta que se abra, con cada persona que me escuche o me tienda la mano. Que nunca me olvide de que Tú estás detrás de cada gesto de bondad, y que aún en medio de la espera, Tú estás obrando algo más profundo en mí: fortaleciendo mi fe, enseñándome a confiar y formándome para algo mayor.
Jesús, mi amado Salvador, si este trabajo que tanto anhelo ha de llegar, que sea según Tu perfecta voluntad. Y si lo que me esperas es algo distinto a lo que espero, ayúdame a aceptarlo con humildad y fe, confiando en que Tus planes son siempre mejores que los míos.
En Ti deposito mi esperanza, Señor. Tú eres mi refugio, mi fuerza y mi auxilio en la tribulación. Mira mi necesidad, mira mi situación, y no tardes en socorrerme, porque mi alma te anhela y confía en Ti.
Te entrego también a todas las personas que hoy, como yo, están en busca de trabajo. Que no falte el pan en ninguna mesa, que nadie sea privado del derecho a trabajar con dignidad, y que el mundo aprenda a valorar el esfuerzo, la honestidad y la entrega. Que el Espíritu Santo inspire a los gobernantes y empleadores para promover la justicia social, el respeto por el trabajador y la equidad en todas las oportunidades.
Jesús, en Ti espero. Jesús, en Ti confío. Jesús, sé Tú mi guía, mi protector y mi proveedor. A Ti me entrego completamente, sabiendo que los que esperan en Ti jamás serán defraudados. Amén.
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