Oración por un Hijo Rebelde
Señor Todopoderoso, Padre de amor y misericordia,
hoy vengo ante Ti con el corazón angustiado,
cargando el peso de la preocupación por mi hijo.
Tú lo conoces, Señor, porque lo creaste con tus propias manos,
lo viste crecer y lo amas más de lo que yo puedo amarlo.
Hoy te lo entrego nuevamente,
porque aunque mi amor es grande,
sé que solo en Ti encontrará el verdadero camino,
la paz y la felicidad que su alma necesita.
Señor, mi hijo se ha apartado del camino,
ha endurecido su corazón y ha cerrado sus oídos a tu voz.
Pero Tú eres el Dios de lo imposible,
el Dios que transforma corazones
y devuelve a los hijos pródigos al hogar.
Toca su corazón, Señor,
ablanda su espíritu rebelde,
ilumina su mente para que vea la verdad
y hazle comprender cuánto lo amas
y cuánto deseo su bien.
Perdónalo, Padre, si ha cometido errores,
si ha tomado decisiones equivocadas,
si se ha dejado llevar por influencias que lo alejan de Ti.
Muestra tu infinita misericordia y concédele la gracia del arrepentimiento,
para que vuelva a Ti con un corazón sincero.
Madre Santísima, Virgen María,
Tú que sufriste en el Calvario al ver el dolor de tu Hijo,
comprendes mi angustia como madre (o padre).
Te ruego, intercede ante tu Hijo Jesús por mi hijo,
cúbrelo con tu manto y guíalo de vuelta al camino de la luz.
San Miguel Arcángel,
príncipe de los ejércitos celestiales,
protégelo de toda acechanza del maligno,
defiéndelo de las malas amistades,
de los vicios y de todo lo que lo aparte del amor de Dios.
Señor, dame sabiduría y paciencia,
para saber cómo guiarlo sin herirlo,
para hablarle con amor y firmeza,
para ser un reflejo de tu ternura y misericordia.
Ayúdame a ser testimonio vivo de tu amor,
a no perder la esperanza,
a confiar en que, aunque hoy parezca lejano,
Tú nunca abandonas a los que amas
y jamás dejas de llamar a tus hijos.
Señor, pongo en tus manos su vida,
su presente y su futuro.
Tú que tienes planes de bienestar y no de calamidad,
haz que su vida esté siempre bajo tu protección,
y que su corazón, por más que se aleje,
nunca deje de anhelar tu presencia.
Jesús, Buen Pastor,
ve tras la oveja perdida y tráela de vuelta al redil.
No permitas que mi hijo se pierda en este mundo,
rescátalo con tu amor infinito
y hazlo testimonio vivo de tu gracia y tu poder.
Te lo confío, Señor, con todo mi ser,
porque sé que Tú tienes el control,
porque sé que tu amor es más fuerte que cualquier obstáculo,
porque sé que en tus manos todo se hace nuevo.
Gracias, Señor,
porque aunque hoy mis ojos vean rebelión,
mi fe ve su regreso.
Porque aunque hoy mi corazón sufra,
mi esperanza está en Ti.
Amén.
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