oración a la virgen de guadalupe para pedir un milagro

Nuestra Señora de Guadalupe es la madre amorosa que nos cubre con su manto y nos recuerda que estamos siempre en su corazón. A lo largo de los siglos, ha realizado innumerables milagros a quienes acuden a ella con fe. Si hoy te encuentras en una situación difícil, si necesitas un milagro en tu vida, acude a la Virgen con confianza y abre tu corazón a su amor maternal.

Con humildad y esperanza, elevemos esta oración:

Oración

Santísima Virgen de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra,
Tú que apareciste en el Tepeyac para consolar y guiar a tu pueblo,
Tú que eres el refugio de los pecadores, la fortaleza de los débiles
y la esperanza de los afligidos,
hoy me postro ante ti con el corazón lleno de fe,
pidiendo tu poderosa intercesión.

Madre bendita,
Tú que nos has prometido tu auxilio y protección,
acoge con amor mi súplica en este momento de angustia.
Tú conoces mis preocupaciones, mis necesidades y mis dolores.
Nada escapa a tu mirada maternal,
y por eso confío en que me sostendrás con tu amor.

Virgen Santísima,
hoy vengo a pedirte un milagro en mi vida.
(Pide aquí con fe el milagro que necesitas)

Te entrego esta necesidad con toda mi alma,
creyendo firmemente que tú, mi dulce Madre,
escucharás mi súplica y la presentarás ante tu Hijo Jesús.

Tú que en las Bodas de Caná intercediste
para que Jesús realizara su primer milagro,
hoy te ruego que intercedas por mí
ante su divino corazón.
Que mi petición sea concedida si es para el bien de mi alma
y para la gloria de Dios.

Madre de amor y misericordia,
enséñame a aceptar con humildad la voluntad del Señor.
Si lo que pido no es lo mejor para mí,
dame la paz para comprenderlo
y la fortaleza para seguir confiando en los planes de Dios.

Pero si es su voluntad concederme este milagro,
te prometo, Madre querida,
difundir tu amor y tu mensaje de esperanza,
acercarme más a Jesús y vivir con gratitud y entrega.

Nuestra Señora de Guadalupe,
reina de México y emperatriz de América,
cúbreme con tu manto, protégeme de todo mal
y ayúdame a caminar siempre en la luz de Cristo.

No permitas que mi fe desfallezca,
aún en los momentos de mayor tribulación.
Acompáñame en este camino,
y cuando mi corazón se sienta débil,
recuérdame tus palabras a San Juan Diego:

"¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto y en el cruce de mis brazos? ¿Qué más has de necesitar?"

Madre amadísima,
con esas palabras me abandono en tu amor,
dejando en tus manos mi súplica.
Te ruego que intercedas por mí,
y si es la voluntad de Dios,
concede el milagro que con fe y amor te pido.

Gracias, Madre Santa,
porque sé que me escuchas,
porque sé que nunca desamparas a tus hijos.
Gracias por tu amor, tu ternura y tu protección.

Amén.

Invocación final

Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de milagros, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de Guadalupe, esperanza de los afligidos, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de Guadalupe, protectora de los necesitados, ruega por nosotros.