Oración para el Jueves Santo

Señor Jesús, en este Jueves Santo me postro con humildad y silencio ante el misterio inmenso de tu amor. Hoy la Iglesia entera recuerda con solemnidad y gratitud la Última Cena, aquella noche en que nos amaste hasta el extremo, en que entregaste tu Cuerpo y tu Sangre como alimento eterno para nuestras almas sedientas. Me acerco a Ti con reverencia, sabiendo que este día marca el inicio de tu pasión redentora, y deseo acompañarte con un corazón dispuesto, adorante y agradecido.

Gracias, amado Jesús, por haberte quedado con nosotros en la Eucaristía. Gracias por instituir este sacramento de amor, que cada día nos permite tenerte cerca, alimentarnos de Ti y fortalecernos para la lucha espiritual. En ese pan consagrado estás vivo, real, presente. En cada misa te haces presente, y en cada altar del mundo se renueva tu entrega. Qué misterio tan grande, qué don tan infinito. Tú sabías que ibas a morir, pero no quisiste dejarnos solos. Por eso nos diste este tesoro: tu presencia constante y viva.

Haz, Señor, que nunca me acostumbre a este milagro de amor. Que cada comunión sea un encuentro personal, profundo, sincero contigo. Que cuando reciba tu Cuerpo, lo haga con un alma limpia, con un corazón abierto, con una fe viva. Que no me acerque por rutina, ni por costumbre, sino por amor, con conciencia de que te recibo a Ti, Dios vivo y verdadero. Aumenta mi amor por la Santa Misa, enséñame a vivirla con devoción, a participar con atención, y a hacer de cada Eucaristía un momento de encuentro y transformación.

Hoy también recordamos, Señor, ese gesto impresionante del lavatorio de los pies. Tú, siendo el Hijo de Dios, te arrodillas ante tus discípulos y les lavas los pies como un siervo. Nos das la mayor lección de humildad y servicio. Tú, que podías haber exigido honra y gloria, preferiste enseñar con el ejemplo. Te despojaste de todo para amar hasta el extremo, para hacernos comprender que el verdadero amor no domina, no se impone, sino que se entrega, se abaja y se dona.

Enséñame, Señor, a lavar los pies a mis hermanos, no con agua, sino con gestos de amor, de perdón, de paciencia, de entrega diaria. Que no me busque a mí mismo, que no busque ser servido, sino servir. Que mis manos se conviertan en instrumentos de tu ternura, que mis palabras sean bálsamo para el alma herida, que mis pasos vayan siempre al encuentro del que sufre y necesita. Que mi vida, como la tuya, sea pan partido para los demás.

Esta noche, también quiero acompañarte en el huerto de los olivos. Sé que allí oraste con angustia, que tu alma se sintió triste hasta la muerte, que sudaste sangre por el peso de la cruz que te esperaba. Pero también sé que allí dijiste: “Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Qué grande es tu obediencia, Jesús. Qué admirable es tu entrega total. Yo, que tantas veces huyo del sacrificio, quiero aprender de Ti a confiar, a abrazar la voluntad del Padre aun cuando duela, aun cuando no la entienda.

Permíteme, Señor, ser uno de esos que velan contigo en Getsemaní. Que no me duerma en la fe, que no me aleje por miedo, que no te niegue como Pedro, sino que te ame como Juan, que permanezca contigo hasta el final. Que en este Jueves Santo pueda unirme a tu dolor, y consolarte con mi oración, con mi entrega sincera, con una vida que busque agradarte en todo.

Jesús, te consagro este día. Te ofrezco mi mente, mis pensamientos, mis afectos, mis palabras, mis obras. Te entrego mi debilidad, mis dudas, mis cruces y mis cansancios. Todo lo coloco en tu corazón eucarístico, que hoy late con un amor infinito por mí. Hazme digno de Ti, Señor. Hazme adorador en espíritu y verdad, discípulo humilde y servidor de todos.

Virgen María, Madre del Amor Hermoso, tú estuviste siempre cerca de tu Hijo. Acompáñame tú también en este camino. Enséñame a vivir este Jueves Santo como tú lo hiciste: en silencio, en contemplación, en profunda unión con Jesús. Ayúdame a seguirlo hasta la cruz, a no apartar la mirada, a permanecer firme en el amor.

Jesús Eucaristía, quédate conmigo esta noche. Quédate siempre en mi alma. Que mi vida sea una continua acción de gracias por este regalo de amor. Amén. 🙏🍞🍷❤️