Señor Jesús,
en este Domingo de Ramos,
nos unimos a la multitud que te recibió en Jerusalén con cantos de gozo,
levantando palmas, ramas verdes y corazones llenos de esperanza.
Hoy también queremos decir con fe:
“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
Pero no queremos quedarnos solo en la emoción del momento,
sino seguirte también cuando el camino se torne difícil,
cuando el canto se convierta en silencio,
cuando la cruz se vislumbre en el horizonte.
Tú entraste humilde, montado en un borrico,
no con gloria mundana, sino con el poder del amor y la mansedumbre.
Enséñanos, Señor, a vivir con humildad,
a renunciar a la soberbia, al egoísmo,
y a seguirte con un corazón puro y sincero.
En este día tan especial,
te entregamos nuestras ramas,
no solo las que llevamos en las manos,
sino aquellas que llevamos en el alma:
las ramas de nuestras luchas, nuestras oraciones,
nuestros anhelos, dolores, culpas y esperanzas.
Recíbelas como ofrenda,
como símbolo de nuestro deseo de que reines en nuestras vidas.
Te pedimos, Señor,
que prepares nuestro corazón para vivir esta Semana Santa
con profundidad y amor verdadero.
Haznos capaces de caminar contigo,
de acompañarte en el huerto de los olivos,
de sostenerte en el camino del Calvario,
y de esperar contigo la victoria de la resurrección.
Señor Jesús,
hoy queremos abrirte las puertas de nuestra Jerusalén interior.
Entra en nuestro corazón,
purifícalo como limpiaste el Templo,
llénalo de tu presencia y tu paz.
Danos el valor de ser fieles a ti,
no solo cuando todo parece alegría,
sino también cuando la cruz se hace presente en nuestras vidas.
Virgen María,
tú que acompañaste a Jesús hasta el final,
acógenos también bajo tu manto.
Enséñanos a mirar con amor al que sufre,
a caminar con fe aunque no entendamos todo,
y a confiar en la voluntad del Padre, como tú confiaste.
Padre Bueno,
en este Domingo de Ramos,
renueva en nosotros la esperanza.
Que cada palma que llevamos sea signo
de nuestra decisión de seguir a tu Hijo con fidelidad.
Que no seamos como los que lo aclamaron un día
y lo rechazaron al siguiente,
sino como los que permanecieron junto a la cruz,
creyendo y esperando contra toda esperanza.
Danos un espíritu de adoración y gratitud,
para que podamos vivir esta Semana Santa con el corazón abierto,
listos para contemplar el misterio de tu amor infinito,
manifestado en la cruz y glorificado en la resurrección.
Hosanna en las alturas, Señor Jesús,
te aclamamos como nuestro Rey y Salvador.
Reina en nuestras vidas,
gobierna nuestros pensamientos,
transforma nuestras heridas,
y condúcenos por el camino de la vida eterna.
Amén. 🙏🌿
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