Amado Padre Celestial,
hoy me acerco a Ti con un corazón humilde y necesitado,
agradeciéndote por el amor infinito que derramas sobre mi vida
y por cada bendición que has puesto en mi familia.
Señor, a pesar de las pruebas, me siento dichoso de ser tu hijo,
de conocer tu misericordia y de confiar en tu providencia.
Hoy, mi Dios, quiero presentarte a mi hijo,
quien se ha alejado de mi guía y de tus caminos,
quien en su rebeldía se ha cerrado a mis palabras
y ha endurecido su corazón.
Señor, Tú que conoces cada rincón de su alma,
Tú que lo formaste con amor desde el vientre materno,
toca su vida con tu gracia y rompe las cadenas
que lo mantienen distante y confundido.
Padre amado, te ruego que entres en su corazón,
que lo ilumines con tu verdad y le des sabiduría
para reconocer sus errores y volver a Ti.
Que su orgullo no le impida escuchar,
que su corazón no se endurezca ante mi amor,
que pueda ver en mis palabras el deseo sincero
de guiarlo hacia un futuro lleno de bien.
Señor, mi alma clama a Ti con ESPERANZA,
porque sé que solo Tú puedes hacer lo imposible.
Líbralo de las malas influencias,
aléjalo de quienes solo buscan su perdición,
cierra sus oídos a las mentiras del mundo
y abre sus ojos a la luz de tu amor.
Que en cada paso que dé,
encuentre señales de tu presencia
y sienta el llamado de su alma para volver a Ti.
Dios misericordioso,
no permitas que la distancia entre nosotros se haga más grande.
Dame la paciencia para comprenderlo,
la firmeza para corregirlo con amor
y la sabiduría para encontrar las palabras
que puedan tocar su corazón.
No quiero perderlo, Señor,
no quiero verlo extraviado en caminos de confusión y dolor.
Madre Santísima, Virgen de Guadalupe,
tú que comprendes el amor incondicional de un padre,
intercede por mi hijo ante tu Hijo amado.
Cúbrelo con tu manto y guíalo de regreso al hogar,
a su familia, a la paz, a Dios.
Señor, dame fuerzas para seguir luchando por él,
para nunca rendirme en mi misión de ser su guía y protector.
Que mi amor por él sea reflejo del tuyo,
que mis palabras sean eco de tu verdad,
que mi paciencia sea testimonio de tu misericordia.
No permitas que la rebeldía lo aparte para siempre de Ti,
ni que el orgullo nos impida encontrarnos en el amor y el perdón.
Ayúdame, Señor, a ser el padre que él necesita,
el refugio donde pueda encontrar paz,
el amigo en quien pueda confiar,
el sostén que lo levante cuando caiga.
Con todo mi ser te ruego,
mi amado Dios, que no lo abandones,
que lo atraigas nuevamente con lazos de amor,
que lo hagas sentir el calor de tu abrazo
y la ternura de tu voz llamándolo de vuelta.
Todo esto te lo suplico en el nombre de tu Hijo Jesucristo,
quien es camino, verdad y vida.
Que se haga tu voluntad, Señor,
y que tu amor transforme su corazón.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario