Oh, Preciosa Sangre de Cristo, que fluyó de las venas divinas de nuestro Salvador en el Monte Calvario, nos acercamos a ti con corazones humildes y agradecidos, reconociendo el poder redentor que emana de tu sacrificio. En este momento sagrado, sellamos con tu luz protectora a nuestros amados hijos, confiando en tu poder purificador y en tu capacidad para resguardarlos de todo mal.
Sangre preciosa y redentora de Jesucristo, sumergimos a nuestros hijos en tu manto sagrado, pidiendo que los envuelvas con la fortaleza de tu amor y la gracia salvadora que fluye eternamente de la Cruz. Que tu poder purificador los lave de todo pecado y los fortalezca en su camino hacia la santidad, guiándolos con firmeza por la senda de la fe.
Te imploramos, Sangre bendita, que selle cada fibra de sus seres con tu protección, haciendo de ellos templos vivientes donde tu luz resplandezca y disipe las tinieblas. Que tu presencia sea un escudo invulnerable que los guarde de las trampas del enemigo y de las influencias malignas que puedan amenazar su bienestar espiritual.
Oh, Sangre preciosa de Jesucristo, te pedimos que marques sus frentes con el signo indeleble de tu redención, protegiéndolos de cualquier peligro físico, emocional o espiritual. Que tu sello divino actúe como un escudo impenetrable, resguardándolos de cualquier malicia que intente alejarlos de la gracia y el amor de Dios.
Encomendamos a tus cuidados, Sangre de Cristo, sus mentes y corazones. Que tu luz ilumine sus pensamientos y guíe sus decisiones hacia el camino de la verdad y la virtud. Que, bajo la sombra de tu protección, crezcan en sabiduría y discernimiento, resistiendo las tentaciones del mundo y manteniéndose fieles a los principios de la fe católica.
Preciosa Sangre redentora, te suplicamos por la salud física y espiritual de nuestros hijos. Que tu poder curativo descienda sobre ellos, eliminando cualquier enfermedad o aflicción que pueda amenazar su bienestar. Que, en momentos de dolor o sufrimiento, encuentren consuelo y alivio en tu poderosa presencia.
Sangre divina, sella también las relaciones de nuestros hijos con los demás. Que tu influencia reconciliadora transforme cualquier conflicto o discordia en amor y unidad. Que tus lazos sagrados fortalezcan los vínculos familiares y de amistad, haciendo de ellos instrumentos de paz y compasión en el mundo.
Oh, Sangre de Cristo, derrama tu gracia sobre los caminos que emprenderán nuestros hijos en la vida. Concede que cada paso que den esté marcado por la luz de tu amor, guiándolos hacia un destino lleno de propósito y servicio a Dios y a sus semejantes.
En este acto solemne, te agradecemos, Preciosa Sangre de Cristo, por tu inmenso sacrificio y tu inagotable amor. Que tu poderosa intercesión nos dé la seguridad de que, sellados con tu santo resplandor, nuestros hijos caminarán bajo la protección divina de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
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