Oración a la Virgen María por la Paz en el Mundo
Amadísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina de la Paz, hoy me postro ante tu presencia c
on el corazón lleno de fe y esperanza, suplicándote con todo el amor de mi alma que intercedas ante tu Hijo Jesucristo por la paz en nuestro mundo herido y dividido. Tú, que en tu Inmaculado Corazón guardaste cada palabra y cada gesto de Jesús, enséñanos a escuchar la voz del cielo y a seguir el camino del amor, la reconciliación y la unidad.
Madre Santísima, el mundo atraviesa momentos de oscuridad, violencia y odio. Las guerras, el egoísmo, la injusticia y la indiferencia han endurecido los corazones de muchos. Los gritos de los inocentes, los niños sin hogar, los desplazados por el conflicto y las víctimas de la violencia claman al cielo pidiendo consuelo. ¡Oh María!, tú que eres Madre de misericordia, acoge estas súplicas con ternura y llévalas al Trono del Altísimo.
Te pedimos que derrames tu luz sobre las naciones divididas, que toques los corazones de los líderes del mundo para que gobiernen con sabiduría, justicia y compasión. Inspira en ellos el deseo genuino de buscar el bien común, de trabajar por la dignidad de cada ser humano y de construir puentes de diálogo en lugar de levantar muros de separación. Que se alejen del orgullo y el poder, y se acerquen a la humildad que tú tan perfectamente viviste.
Virgen María, Reina de la Paz, intercede por las familias rotas por la guerra, por los corazones rotos por la pérdida y por aquellos que sufren en silencio la desesperanza. Envuélvelos con tu manto maternal, sécales las lágrimas con tus manos purísimas y recuérdales que nunca están solos, que tú caminas con ellos incluso en medio de las ruinas. Sé consuelo para los que lloran, esperanza para los que temen y fortaleza para los que luchan por un mañana mejor.
Enséñanos a nosotros, tus hijos, a ser instrumentos de paz donde quiera que vayamos. Que nuestras palabras sanen, no hieran; que nuestros gestos construyan, no destruyan. Ayúdanos a perdonar a quienes nos han hecho daño y a pedir perdón con humildad cuando hemos causado dolor. Danos la gracia de ver a Jesús en el rostro del otro, especialmente en el más necesitado, y de servir con generosidad y amor, como tú lo hiciste con Isabel, como lo hiciste en las bodas de Caná.
Oh Madre celestial, tú que dijiste "sí" al plan de Dios sin reservas, ayúdanos a decir "sí" al llamado a la paz que Cristo nos dejó como su herencia. Que no nos cansemos de orar, de actuar con justicia y de confiar en la divina providencia. Tú, Estrella de la Mañana, guía a la humanidad hacia un nuevo amanecer de fraternidad. Tú, Arca de la Alianza, conduce al mundo al encuentro con tu Hijo Jesús, Príncipe de la Paz.
Danos la paz del corazón, la paz en nuestras familias, en nuestras comunidades y entre las naciones. Que la paz de Cristo reine en los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Que podamos construir un mundo donde el amor triunfe sobre el odio, la esperanza sobre el miedo y la fe sobre la desesperación.
María Santísima, no dejes de mirarnos con tus ojos llenos de ternura. Acoge nuestras súplicas, escucha nuestro clamor y acompáñanos con tu intercesión constante. Tú eres nuestra Madre, nuestro consuelo y nuestra esperanza. Confiamos en ti, Virgen poderosa, Madre del Amor Hermoso, Madre de la Iglesia.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario