Oración por los Hijos Rebeldes a la Sangre de Cristo
Amado Padre Celestial, en este momento me postro ante Tu presencia con un corazón humillado y suplicante. Te presento a mis hijos, aquellos que en su rebeldía se han alejado de Tu camino y de Tu amor. Padre bueno y misericordioso, Tú que eres fuente de vida, esperanza y restauración, cubre a mis hijos con la Preciosa Sangre de Tu Hijo Jesucristo y llénalos de Tu luz.
Jesucristo, Salvador nuestro, Tú que entregaste Tu vida en la Cruz para redimirnos del pecado y del mal, hoy clamo a Tu Sangre poderosa, la Sangre que sana, que libera, que protege y que transforma. Derrama, oh Señor, Tu Sangre sobre mis hijos rebeldes, aquellos que se han alejado de la verdad, que han endurecido su corazón y han tomado caminos de oscuridad. Límpialos, Señor, purifícalos, renuévalos en cuerpo, mente y espíritu.
Padre amado, así como el hijo pródigo volvió a la casa de su padre, toca el corazón de mis hijos para que regresen a Tí. Rompe, en el nombre de Jesús, toda cadena de pecado, toda atadura con el enemigo, toda influencia negativa que los aleje de la verdad. En el nombre de Jesús, rechazo y anulo toda rebeldía, todo orgullo, toda desobediencia y toda ceguera espiritual que impida que vean Tu amor infinito.
Espíritu Santo, dulce Consolador, obra con poder en sus corazones. Entra en sus vidas y hazles comprender que solo en Ti hay verdadera libertad. Aviva en ellos el deseo de conocerte, de buscarte, de amarte y de servirte. Despierta su conciencia, Señor, y hazles ver el daño que se hacen a sí mismos y a los que les rodean al alejarse de Tu gracia.
Madre Santísima, Virgen María, intercede por mis hijos como intercediste en las bodas de Caná. Ruega a Tu Hijo para que transforme sus corazones rebeldes en corazones nuevos, llenos de amor y obediencia a la voluntad de Dios. Cúbelos bajo Tu manto maternal y no permitas que el enemigo los arrebate de las manos de nuestro Padre Celestial.
Arcángeles y ángeles del cielo, acompañen a mis hijos en sus caminos. Defiéndanlos de todo mal, guíen sus pasos y lévenlos de vuelta a la senda de la justicia y la verdad. Que en cada momento de sus vidas puedan escuchar la voz amorosa de Dios llamándolos de regreso a Su presencia.
Señor, yo sé que Tu amor es infinito y que Tu misericordia no tiene límites. Aunque mis hijos estén lejos, confío en que Tú los traerás de vuelta, porque no hay nada imposible para Ti. Creo firmemente que la Sangre de Cristo tiene poder, y por ello, la derramo sobre ellos, sobre su mente, sobre su corazón, sobre su vida entera.
Hoy declaro en fe que mis hijos serán restaurados, que sus corazones serán transformados y que volverán a Tí con un amor renovado. Padre, en Tus manos los dejo, porque sé que en Ti están seguros.
Gracias, Señor, porque escuchas mi oración. Gracias porque en Tu tiempo y según Tu voluntad obrarás en la vida de mis hijos. En el nombre poderoso de Jesús, cubiertos con Su Sangre Redentora, proclamo victoria sobre sus vidas.
Amén.
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