Amado Dios, Padre celestial,
Hoy me arrodillo ante Ti con el corazón lleno de amor, gratitud y esperanza, para pedirte, con toda mi alma, por la vida de mis hijos. Ellos son el mayor regalo que me has confiado, y cada día de sus vidas es una bendición que no dejo de agradecer.
Señor, los coloco en tus manos amorosas, porque sé que en Ti están seguros. Protégelos, mi Dios, con tu manto sagrado y tu escudo poderoso. Que ningún peligro, ninguna sombra de maldad, pueda acercarse a ellos. Rodéalos con tus ángeles, esos guardianes celestiales que vigilan incansablemente a los que confían en Ti.
Jesús amado, que caminaste entre nosotros llevando amor y sanación, te pido que camines al lado de mis hijos en cada paso que den. Guíalos por senderos de justicia, paz y verdad. Ayúdales a tomar decisiones sabias y a mantener sus corazones puros, llenos de bondad y compasión.
Espíritu Santo, llena sus mentes con tu luz divina. Que en cada desafío que enfrenten encuentren tu sabiduría, y que nunca les falte la fortaleza para seguir adelante. Derrama en ellos los dones de la paciencia, la prudencia y la valentía, para que puedan superar cualquier obstáculo que se presente en su camino.
Señor, protege también sus cuerpos. Líbralos de enfermedades, accidentes y cualquier daño físico. Haz que cada célula de su ser esté llena de salud y energía, y que siempre encuentren en Ti la fuente de su bienestar.
Te pido también, amado Padre, por sus almas. Que crezcan firmes en la fe, confiando en tu amor y tu misericordia. Ayúdame a ser para ellos un ejemplo de vida cristiana, que con mis palabras y mis actos puedan acercarse más a Ti.
Virgen María, Madre Santísima, te suplico que los cubras con tu manto maternal. Tú, que conoces el amor y las preocupaciones de una madre, intercede por ellos ante tu Hijo. Enséñales a amar a Dios por sobre todas las cosas y a ser fieles a su voluntad.
Señor, si algún día mis hijos se sienten perdidos o solos, te ruego que les recuerdes que Tú siempre estás a su lado. Si tropiezan o se alejan de tu camino, dales la fuerza para levantarse y regresar a Ti. Que en cada momento de duda o dolor encuentren refugio en tu abrazo amoroso.
Padre amado, también te pido que los bendigas con buenas amistades y personas que los guíen hacia el bien. Rodéalos de corazones bondadosos y manos generosas que los apoyen en sus sueños y los acompañen en sus luchas.
Finalmente, Señor, pongo en tus manos su futuro. Tú que conoces los planes que tienes para ellos, llévalos a cumplir el propósito para el cual los creaste. Que cada meta que alcancen y cada paso que den esté alineado con tu voluntad.
Te doy gracias, mi Dios, porque sé que escuchas mis súplicas. Te agradezco porque en tu amor infinito mis hijos están protegidos y bendecidos. En tus manos los dejo, con la confianza plena de que Tú eres el mejor guardián de sus vidas.
Amén.
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