Si estás enfrentando un cáncer terminal te invito a que oremos juntos, cierra tus ojos y repite conmigo con mucha fe:
Amado Dios, hoy me acerco a Ti con el corazón humilde, consciente de mi fragilidad y de la gravedad de la enfermedad que enfrento. Padre celestial, Tú que me formaste desde el vientre de mi madre y conoces cada rincón de mi ser, sabes el dolor y las dificultades que me ha traído este cáncer. Con humildad, vengo ante Ti para poner en tus manos todo lo que soy, todo lo que siento y todo lo que vivo en estos momentos.
Señor, aunque los médicos han dicho que mi enfermedad es terminal y que no queda mucho tiempo, yo confío en que Tú tienes el poder de obrar milagros. Sé que nada es imposible para Ti. Por eso, te pido, con fe y esperanza, que si es tu voluntad, me concedas una sanación total y definitiva. Libera mi cuerpo de esta enfermedad, renueva mis células, fortalece mi sistema inmune, y devuélveme la salud. Pero, si tu plan es diferente, dame la fortaleza y la serenidad para aceptar con amor y paz lo que me toca vivir.
Jesús, Tú que en la cruz experimentaste el dolor más profundo, hoy me uno a Tu sufrimiento, sabiendo que todo lo que vivo tiene un propósito en tu amor. Dame el valor para soportar el dolor y la angustia, y lléname de tu consuelo en los momentos en que el miedo y la tristeza quieran invadir mi corazón. Te pido, Señor, que me tomes de la mano en este difícil camino, y que nunca me falte tu presencia.
En este momento, hago una pausa para pedirles a todos los que nos acompañan que dejen sus intenciones en los comentarios. Oramos juntos por todas sus necesidades, confiando en que Dios escucha cada una de nuestras súplicas.
Espíritu Santo, fuente de consuelo y paz, te pido que vengas a mi vida y me llenes de tu presencia. Que en medio de la incertidumbre que trae esta enfermedad, yo pueda sentir tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Ayúdame a confiar en que todo lo que vivo está bajo el control perfecto de Dios y que, aunque mi cuerpo esté debilitado, mi alma se fortalezca en tu amor. Dame la serenidad para vivir cada día con gratitud, y la esperanza de que nada de lo que sucede me apartará de la misericordia de Dios.
Madre María, madre amorosa y protectora, hoy me acojo a tu intercesión. Tú que estuviste al pie de la cruz de tu Hijo, sabes lo que es ver sufrir a un ser querido. Te pido que intercedas por mí ante tu Hijo, Jesús, y que me cubras con tu manto de protección. Que en medio del dolor y la incertidumbre, yo pueda sentir tu amor maternal, y que en todo momento me acompañes, guiándome hacia el consuelo que sólo tu Hijo puede dar.
Dios Padre, sé que cada día de mi vida es un regalo, incluso en medio de esta enfermedad. Ayúdame a vivir con gratitud, a valorar cada pequeño momento y a descubrir tu presencia en los detalles más sencillos de la vida. Te pido que me des la fuerza para seguir adelante con fe, sabiendo que Tú estás conmigo en cada paso de este camino.
Si mi tiempo en esta tierra está llegando a su fin, te pido que me prepares para el encuentro contigo. Que mi corazón esté lleno de paz y confianza en tu promesa de vida eterna. Dame la gracia de poder despedirme de mis seres queridos con amor y serenidad, y que mi fe sea un testimonio de tu amor y misericordia para aquellos que me rodean.
Te doy gracias, Señor, por cada día que me has concedido, por los momentos de alegría y los de tristeza, por las personas que has puesto en mi vida, y por todo el amor que he recibido. Te entrego mi enfermedad, mi cuerpo, mi espíritu y mi vida entera. Que todo lo que soy esté siempre en tus manos.
Confío en Ti, Señor, y en tu plan perfecto. Amén.
Gracias por haberte unido a esta oración. Si sientes que estas palabras han tocado tu corazón, te invitamos a bendecirnos con un “me gusta” y a suscribirte a nuestro canal para que sigamos orando juntos. En pantalla también encontrarás una oración que puede ser de gran ayuda espiritual. Que Dios te bendiga y te acompañe en cada paso de tu camino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario