Oración a la Preciosísima Sangre de Cristo por mi Salud

 

Oración a la Preciosísima Sangre de Cristo por mi Salud

¡Oh, Santísima y Preciosísima Sangre de Jesucristo, don inefable de tu amor redentor, que brotaste del Costado abierto de nuestro Salvador! Con humilde fe y gran esperanza, me postro ante Ti en este momento de necesidad, implorando tu poder sanador sobre mi cuerpo y mi alma.

Señor Jesús, Tú que eres el Divino Médico, y que con una sola palabra curaste enfermedades y dolencias, te ruego que extiendas tu mano poderosa y tu Sangre bendita sobre mí. Reconozco que por tus llagas fuimos curados, y que cada gota de tu Sangre derramada tiene el poder de restaurar, fortalecer y vivificar.

Por tu Sangre derramada en la flagelación, que purificó y santificó cada fibra de tu ser, te pido que laves toda impureza, toda dolencia, toda inflamación y toda enfermedad que resida en mi cuerpo. Que tu Sangre Preciosa circule por mis venas, mis órganos, mis huesos y cada célula de mi ser, limpiando y renovando lo que esté enfermo.

¡Oh, Sangre de Jesús, que manó de tus manos y pies traspasados en la Cruz! Sella con tu poder cada parte de mi cuerpo que necesite curación. Si hay dolor, que tu Sangre lo alivie. Si hay debilidad, que tu Sangre la fortalezca. Si hay enfermedad, que tu Sangre la expulse y la erradique de raíz.

Por la Sangre y Agua que brotaste de tu Costado abierto, fuente de vida y de gracia, te ruego que inunden mi alma con tu paz divina y tu consuelo. No solo pido por la curación física, sino también por la sanación de mi mente y mi espíritu. Libérame de toda ansiedad, de todo miedo, de toda tristeza o desánimo que pueda estar afectando mi bienestar.

Sello con la Preciosísima Sangre de Cristo cada órgano de mi cuerpo: mi corazón, mis pulmones, mis riñones, mi hígado, mi sistema nervioso, mi sistema digestivo, mis músculos y mis articulaciones. Sello mi cabeza, mis ojos, mis oídos, mi garganta y cada parte de mi ser. Que tu Sangre sea un bálsamo sanador que penetre hasta lo más profundo de mi organismo.

Sello con la Preciosísima Sangre de Cristo toda enfermedad, dolencia, virus, bacteria o patología que intente atacarme. Que tu Sangre anule su poder y los expulse de mi cuerpo. Que tu Sangre restaure la salud perfecta que deseas para mí.

Confío plenamente en el poder de tu Sangre, oh Jesús. Consagro mi salud a Ti, y pongo mi vida en tus manos. Que tu Sangre me cure, me proteja y me fortalezca, para que pueda servirte con un cuerpo sano y un espíritu renovado.

Amén.